El cofundador de BitMEX, Arthur Hayes, habló sobre las previsiones que se hacen sobre el Bitcoin, cuestionando la predicción de USD $3,4 millones para 2028. En su análisis, considera esta cifra como un resultado puramente especulativo que solo sería posible bajo políticas monetarias excepcionalmente agresiva. El exdirector es cauteloso con sus declaraciones frente al futuro valor del Bitcoin, el cual afectaría directamente a traders, a tesorerías corporativas y a gestores de fondos institucionales.
Hayes establece que hay dos objetivos principales para el valor del Bitcoin: USD $250.000 para finales de 2025 y USD $1.000.000 para 2028. Advierte que el escenario de USD $3,4 millones solo sería posible bajo una devaluación severa del dólar estadounidense. Su modelo se fundamenta en tres factores clave: la implementación del yield curve control (YCC) por parte de la Reserva Federal, políticas fiscales expansivas bajo un posible gobierno de Trump, y flujos de capital buscando refugio ante la depreciación del dólar.
El análisis contempla correcciones significativas antes de alcanzar nuevos máximos, con posibles caídas hasta los USD $100.000 o incluso USD $70.000, recordando la volatilidad inherente que deben gestionar las diferentes carteras y mesas de trading. Hayes señala la potencial confirmación de Stephen Miran en la Fed como un catalizador institucional para cambios fundamentales en la política monetaria estadounidense.
La evolución del Bitcoin según Hayes
La tesis de Hayes genera cuatro efectos concretos en el ecosistema cripto: un aumento de liquidez que impulsaría la demanda de activos escasos como Bitcoin; un riesgo de corrección que exigiría técnicas sofisticadas de gestión de riesgo; un cambio en la relación entre bonos y criptoactivos que provocaría reasignaciones de cartera; y un horizonte temporal definido que permitiría ajustar la exposición institucional.
El ex director de BitMEX establece como prueba definitiva de su teoría la evolución de las políticas monetarias y fiscales en los próximos trimestres. Operadores e instituciones deberán ajustar su exposición y liquidez a los plazos señalados (finales de 2025 y 2028) y prepararse para posibles correcciones profundas antes de alcanzar los objetivos de precio más optimistas.