Un comerciante de Bitcoin fue agredido con extrema violencia en Herzliya el 7 de septiembre, cuando dos hombres irrumpieron en su apartamento, lo ataron con cables, lo golpearon y lo apuñalaron en las piernas durante una hora. El ataque resultó en la extorsión y el robo de criptoactivos y artículos de gran valor, con transferencias forzadas y la sustracción de pertenencias. El caso, que ya cuenta con cargos formales y detenciones, pone de manifiesto un aumento de las agresiones físicas contra los titulares y las tensiones en materia de seguridad para el sector.
Los atacantes exigieron inicialmente 500 BTC —unos 61 millones de dólares ese día— y acabaron forzando transferencias por un total de 547.260 dólares en BTC y 42.248 dólares en USDT. También se llevaron un Rolex valorado en 50.000 dólares, una cartera Trezor, 5000 euros en efectivo y billetes, después de mantener a la víctima atada, golpeada y herida con puñaladas en las piernas durante una hora dentro de su apartamento en Herzliya.
La fiscalía de Tel Aviv acusó a Murad Mahajneh, de 46 años, con diez condenas previas, y a un cómplice de robo violento y blanqueo de criptoactivos. La detención se llevó a cabo el 10 de septiembre con grabaciones de llamadas y imágenes de cámaras como apoyo.
Los fondos se movieron a través de varias carteras y pasaron por las bolsas centralizadas HTX y Kyrrex.
Detalles del caso y proceso judicial
El investigador Jameson Lopp cuenta este incidente como el número 52 de 2025, lo que indica un aumento de los ataques físicos a los titulares.
Alena Vranova, fundadora de SatoshiLabs, advierte de que las filtraciones masivas han expuesto unas 80 millones de identidades de usuarios de criptomonedas, incluidas 2,2 millones de direcciones reales, lo que facilita la selección de objetivos.
Eyal Gruper, director ejecutivo de la empresa de recuperación RITREK, resume el cambio: los atacantes entienden que no siempre pueden hackear, así que golpean.
El incidente obliga a los inversores a reforzar las medidas de seguridad personal, presiona a las bolsas para que endurezcan los controles contra el blanqueo de capitales e impulsa la búsqueda de sistemas de custodia por capas que limiten el riesgo de pérdida física de las claves.