JPMorgan inició el despliegue de JPM Coin sobre la red pública Base de Coinbase, una integración dirigida a clientes institucionales que reduce el tiempo de liquidación de transferencias de 57,3 horas a 3,2 minutos y recorta las comisiones en un 62,3%, según reportes de Bloomberg. La medida impacta a tesorerías, mesas de trading institucional y proveedores de infraestructura que buscan liquidez y rapidez en pagos tokenizados.
JPM Coin es un “deposit token” que representa depósitos en dólares mantenidos en JPMorgan Chase y es redimible 1:1 por USD. El banco mantiene la tokenización con control de acceso a los titulares, mientras que la capa de base transaccional aprovecha la infraestructura pública de Base, combinando permiso y transparencia, una arquitectura que permite cumplir requisitos regulatorios y capturar eficiencias de una cadena pública.
El movimiento se inscribe en una evolución previa: JPMorgan pasó del experimento IIN en 2017 y del uso de Quorum en 2019 a una plataforma rebrandeada como Kinexys (anteriormente Onyx), con JPM Coin integrado en Kinexys Digital Payments, según la propia entidad.
La operativa ya registra volúmenes relevantes en tokenización, incluyendo más de $300.000 M en repos tokenizados y una transacción de $1,5 mil M en un fondo privado, lo que convierte la iniciativa en operativa, no solo conceptual, según datos de JPMorgan.
Las claves de la asociación entre JPMorgan y Coinbase
La asociación con Coinbase se formalizó el 30 de julio de 2025. JPMorgan elevó la valoración estratégica de Coinbase y ajustó su recomendación a Overweight, citando potencial de monetización; la entidad proyecta que un token dedicado a Base podría generar entre $4.000 M y $12.000 M de valor incremental para Coinbase, según analistas del banco.
La integración reconfigura la operativa institucional, ya que las liquidaciones casi instantáneas liberan capital bloqueado en procesos clásicos; la aceptación de JPM Coin como colateral en la plataforma de Base amplía la liquidez disponible para derivados y operaciones repos; y la combinación de control bancario con rails públicos plantea nuevas consideraciones de cumplimiento y gobernanza.
Persisten riesgos a vigilar: dependencia de aprobaciones regulatorias para ampliar funcionalidades (multi-divisa y cliente-de-cliente), concentración de contraparte en un banco sistémico tokenizado y tensiones operativas entre controles permissioned y transparencia pública.
Para traders y tesorerías, la mayor velocidad reduce slippage y necesidades de capital, pero exige revisiones de custodia, reconciliación y gestión de riesgos operativos.
