Strategy volvió a ser rechazada para entrar en el S&P 500 pese a cumplir varios requisitos cuantitativos, en lo que expertos describen como un conflicto entre su nuevo modelo corporativo y la filosofía conservadora del comité del índice. La exposición masiva de la compañía a Bitcoin y su transformación en una tesorería digital complican su encaje en un índice diseñado para representar empresas “operativas”.
El comité del S&P prioriza empresas cuya valoración deriva de la producción de bienes o servicios y flujos operativos estables; Strategy, antes MicroStrategy, ha pivotado hacia una acumulación significativa de Bitcoin.
La compañía superó umbrales de capitalización de mercado —reportes señalaron más de $14,5 mil millones en 2024 y $18 mil millones en 2023— y, en algunos trimestres, mostró rentabilidad acumulada, pero esos datos cuantitativos no fueron suficientes.
El carácter esencialmente pasivo de su balance, parecido al de un fondo cerrado o de un ETF, choca con la intención del índice de reflejar la economía “operativa”.
El comité también considera la volatilidad y el riesgo sistémico que introduce una tesorería fuertemente expuesta a criptodivisas. La valoración y las utilidades de Strategy quedan sujetas a los movimientos de Bitcoin, un factor que el S&P evita incorporar en exceso para preservar la representatividad y estabilidad del índice.
La competencia por las plazas disponibles del S&P agrava la situación: cuando surge una vacante, el comité evalúa cómo la entrada afecta la diversificación sectorial y la coherencia del índice, favoreciendo narrativas de crecimiento basadas en operaciones claras y repetibles.
Por qué el comité rechazó a Strategy
El rechazo de Strategy contrasta con la inclusión en el índice de empresas cripto-nativas con modelos operativos claros. Coinbase entró al S&P 500 el 19 de mayo de 2025, lo que ilustra que el comité admite negocios ligados a activos digitales siempre que su actividad principal genere ingresos derivados de servicios. En otros movimientos recientes, Palantir y Dell fueron incorporadas en septiembre de 2024 y SanDisk en noviembre de 2025, evidenciando la preferencia por compañías con impulso operativo identificable.
Analistas han advertido riesgos de exclusión adicional en índices si la proporción de activos digitales en balance supera ciertos umbrales, y se espera que decisiones de otros proveedores de índices puedan sentar precedentes regulatorios y de mercado. El caso de Strategy se usa como ejemplo de la tensión entre innovación corporativa y criterios indexados tradicionales, marcando posibles implicaciones para empresas con grandes tesorerías de criptoactivos.
La repetida exclusión de Strategy destaca una disfunción entre modelos corporativos basados en tesorerías de criptoactivos y la arquitectura conservadora del S&P 500; la decisión subraya que el índice valora ingresos operativos estables por encima de merecimientos puramente cuantitativos.
