BNB trepó por encima de los 1.300 dólares y alcanzó 1.370 en la última racha alcista cripto, impulsada por la expectativa de que la Reserva Federal cambie de postura y reduzca los tipos en 2025. El movimiento importa porque altera la liquidez y la valoración del riesgo, con efectos directos sobre inversores, gestores de activos digitales y equipos de compliance.
Los mercados asignan un 92,2% de probabilidad a un recorte en septiembre de 2025, interpretando señales de política monetaria más relajada como catalizador del repunte. Las reuniones del FOMC del 18 de junio, 30 de julio, 17 de septiembre y 29 de octubre de 2025 son vistas como momentos clave para la entrada o salida de capital.
El clima “risk-on” empujó no solo a BNB, sino también a Bitcoin y Ethereum: BTC superó los 110.000 dólares (algunos incluso hablan de 125.600) y ETH volvió a 4.000. El salto se dio pese a liquidaciones por unos 19.000 millones de dólares, lo que sugiere un reordenamiento de liquidez antes que una fiebre minorista descontrolada.
En BNB, las medias móviles apuntan al alza, pero un RSI en 78 advierte sobre sobrecompra y posibilidad de corrección. Las resistencias citadas están en 1.250 y 1.500 dólares, mientras que el consenso técnico habla de consolidación bajo 1.200 y riesgo de doble techo cerca de 1.300 que podría derivar en un retroceso del orden del 25 %. Definición técnica: el RSI (Relative Strength Index) mide el impulso del precio para detectar sobrecompra o sobreventa.
Las claves de la remontada de BNB
En lo que se refiere a liquidez y entrada de flujos, un recorte de tipos esperado suele expandir M2 y desviar capital hacia activos de mayor riesgo, favoreciendo revaluaciones y entradas en ETFs y productos tokenizados, según estudios de bancos y fondos.
Por otro lado, la sobrecompra técnica obliga a custodios y traders a aplicar reglas de stop y políticas de gestión de riesgo para limitar pérdidas y estabilizar carteras.
La lectura del IPC y las reuniones del FOMC en junio y julio de 2025 definirán si el repunte continúa o se enfría; los equipos de inversión y compliance deben prepararse para ajustes de liquidez y posibles saltos de volatilidad.