El Banco Central Europeo ha sentado las bases de los factores que tendría en cuenta a la hora de unificar los requisitos de autorización de los criptoactivos en Europa.
La concesión de licencias a las entidades de crédito es necesaria para la regulación y la supervisión públicas del sistema financiero europeo, según la publicación oficial del 17 de agosto. Que el público entienda que sólo las instituciones autorizadas trabajan en el sistema financiero es crucial para mantener la confianza del público en él.
El BCE pondrá en marcha una nueva normativa
El Banco Europeo destacó que, como institución encargada de las autorizaciones bancarias en la supervisión bancaria europea, es su responsabilidad garantizar que los bancos participen en los florecientes mercados de criptomonedas de forma responsable y segura, respetando las normas necesarias.
El BCE afirma que, en consecuencia, colabora estrechamente con los supervisores nacionales para garantizar una estrategia uniforme y unos estándares elevados en todas las naciones.
Con varias iniciativas de regulación a nivel europeo y mundial ya concluidas, el BCE está buscando una forma práctica de armonizar el marco normativo que rige las actividades y los servicios de criptomonedas en la UE. Según ellos, esto establecerá un marco regulador más general que permitirá las actividades de criptomonedas y especificará cómo los bancos deben gestionar los riesgos que crean, poniendo los criptoactivos bajo regulación.
El BCE prestará especial atención a la forma en que la actividad propuesta se ajusta a la actividad general y al perfil de riesgo de la entidad; si las políticas y procedimientos de la entidad son adecuados para identificar y evaluar los riesgos exclusivos de las criptomonedas; y la evaluación de la idoneidad.
El banco también reconoció que ciertos tipos de riesgo, empezando por los riesgos operativos y cibernéticos, son puestos en evidencia por los criptomonedas y que el BCE está trabajando para evaluar estos riesgos.
Algunos ejemplos de estos riesgos son el robo de claves criptográficas o el compromiso de la información de acceso, así como los peligros asociados al uso de tecnología especializada y a los contratos de externalización con proveedores externos.