El cierre del gobierno de EE. UU. alcanzó 36 días desde su inicio el 1 de octubre de 2025, un récord histórico. La paralización compromete la aprobación de legislación clave y afecta a reguladores, mercados y proyectos cripto. Los más interesados son inversores institucionales, equipos de producto y departamentos de compliance que esperan claridad normativa y decisiones sobre ETFs y marco de mercado.
El shutdown del gobierno de los Estados Unidos, iniciado el 1 de octubre, superó el récord previo de 35 días. La parálisis deriva de la incapacidad del Congreso para aprobar un proyecto de financiación o una resolución continua, con al menos 14 votos del Senado que no resolvieron el estancamiento, de acuerdo con el recuento disponible.
En los mercados, la incertidumbre elevó la volatilidad y motivó movimientos de refugio. El episodio coincide con subidas de metales preciosos y variaciones pronunciadas en criptodivisas, incluido un avance notable de Bitcoin durante el periodo descrito.
La suspensión de actividades administrativas y regulatorias ralentiza la tramitación de iniciativas legislativas y la revisión de solicitudes. Según informes, debates bipartitos sobre un proyecto de estructura de mercado cripto en el comité de Agricultura del Senado se han visto obstaculizados o directamente frenados.
La revisión de solicitudes de ETFs de criptomonedas por parte del regulador de valores estadounidense enfrenta retrasos por la menor operativa del Ejecutivo y la incertidumbre legislativa. Se suman señales públicas y advertencias de entidades financieras sobre el efecto en el crecimiento económico.
El mercado cripto y los efectos del shutdown
La detención prolongada tiene efectos concretos para el ecosistema cripto y sus actores institucionales, con impactos en calendarios regulatorios, condiciones de mercado y operativa de productos.
Riesgo de demora en aprobaciones de spot y altcoin ETFs, lo que podría ralentizar la entrada de flujos institucionales y la expansión del AUM en productos tokenizados. Mayor incertidumbre para la SEC y otros reguladores, que ven comprometida su capacidad de emitir guías y decisiones en plazos previsibles.
Incremento temporal de la volatilidad y potencial impacto en liquidez, con traders y tesorerías reajustando exposiciones ante falta de señales públicas. Riesgos operativos en procesos dependientes de aprobaciones federales, como licencias, contratos y CDD/KYC asociados a nuevos productos.
El panorama político añade variables de confianza: un asesor de la Casa Blanca para cripto afirmó que iniciativas como la Clarity Act siguen “full steam ahead”, pero ese optimismo contrasta con bloqueos en comités y retrasos en votaciones. Asimismo, mercados predictivos muestran probabilidades cambiantes sobre la fecha de fin del cierre, lo que alimenta decisiones de riesgo en mesas de trading.
El fin del shutdown y la reanudación plena de trámites legislativos determinarán el ritmo de avance en aprobaciones regulatorias cripto; hasta entonces, la industria opera con horizonte de decisión más difuso y mayor prima de riesgo.
