Solana recibe la menor cantidad de dinero en seis meses y el token no logra sostenerse por encima de los 200 dólares. La combinación de menos flujos y un precio estancado enciende alertas sobre la liquidez y la demanda a corto plazo. Operadores, administradores de productos y custodios siguen de cerca cuánto capital circula y qué nivel de riesgo asumen los mercados.
El dinero neto que llega a Solana bajó al punto más bajo del semestre mientras el precio permanece debajo de 200 dólares. Esta falta de fuerza resta velocidad al mercado y limita la capacidad de los creadores de mercado para absorber órdenes grandes sin mover el precio en contra del cliente, lo que deteriora la calidad de ejecución.
Con menos entradas, libros de órdenes y pools muestran menor profundidad, de modo que una compra o venta de tamaño relevante resbala con mayor facilidad y el slippage se amplía. En este entorno, las mesas requieren mayor cautela para gestionar spreads y exposición.
Una bajada de entradas puede reflejar menor apetito por el riesgo, un giro hacia otros activos o presión adicional sobre productos estructurados y sobre los market makers, que necesitan fondos y márgenes para mantener spreads estrechos; ante este cuadro, equipos de compliance y custodia revisan límites de liquidez y de contraparte antes de reequilibrar carteras.
¿A dónde llegará el precio de Solana?
Un mercado más delgado amplía spreads y encarece la ejecución. Cuando la suma de menos dinero nuevo coincide con un precio que no supera los 200 dólares, una orden grande tiende a mover más el precio, lo que se traduce en mayor coste de impacto para los participantes.
Los institucionales podrían esperar confirmaciones. Muchos prefieren ver entradas más robustas o un cierre firme por encima de 200 dólares antes de aumentar la exposición, lo que retrasa decisiones y reduce el flujo de capital fresco.
Las estrategias apalancadas y de market making quedan con menos colchón. Con menor profundidad y más fricción, un movimiento adverso puede liquidarlas con mayor facilidad, elevando la volatilidad intradía y el riesgo de desajustes.
El próximo paso decisivo será un cierre firme por encima de 200 dólares o la recuperación de entradas por encima del mínimo reciente. Cualquiera de estos eventos definirá cómo se redistribuyen los activos y cómo se ajustan los parámetros de liquidez en custodias y mesas de trading.

