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La Renta Básica Universal ante la disrupción de la inteligencia artificial

Retrato central realista de trabajador diverso en ciudad futurista, líneas de IA y un ícono de renta básica universal circulando.

La renta básica en la economía de la inteligencia artificial no puede esperar. La automatización podría suprimir entre 400 y 800 millones de empleos para 2030, con efectos directos sobre trabajadores, tesorerías públicas y gestores de riesgo. La Renta Básica Universal (RBU) gana apoyo tanto práctico como moral como un medio para estabilizar ingresos y la demanda.

Motivos y evidencias a favor

El debate sobre la RBU surge frente a la pérdida de empleos por la adopción de la inteligencia artificial y la concentración de riqueza en el capital tecnológico. Personas como Andrew Yang y organizaciones como el Gerald Huff Fund han advertido sobre este riesgo. Proyectos piloto y organizaciones benéficas, incluida GiveDirectly, muestran efectos positivos en el bienestar y el emprendimiento tras transferencias directas.

Un análisis sostiene que la RBU permite a las personas dedicarse a tareas creativas y de alto valor social. Cornelia Walther señaló que “la RBU no es solo una política social buena: podría ser una infraestructura económica clave para la inteligencia artificial”. Esta visión destaca el papel de la RBU como instrumento de demanda: al garantizar un ingreso mínimo, el consumo crece y se reducen las presiones deflacionarias asociadas con la automatización.

Críticas, financiación e implicaciones para mercados

Las críticas se centran en el coste fiscal, el posible desincentivo al trabajo y la inflación. Sin embargo, también se plantean formas de financiación, como impuestos sobre la automatización, gravámenes al valor de la tierra o tasas ambientales. Los programas piloto muestran que los efectos sobre la participación laboral han sido pequeños e incluso positivos, facilitando el acceso a mejores empleos o fomentando el emprendimiento.

Para traders, tesorerías y gestores institucionales, la adopción de la RBU implica una reestructuración de la demanda y del riesgo macroeconómico. Entre sus efectos se destacan:

  • Mantenimiento del consumo en sectores con alta presencia de inteligencia artificial.

  • Modificación de la asignación fiscal, con nuevas bases imponibles y posibles obligaciones periódicas para los estados.

  • Impacto sobre el valor de activos relacionados con el consumo general y la estabilidad social, relevante para decisiones de liquidez y asignación.

  • Impulso a la innovación social y el emprendimiento, según pruebas de proyectos piloto.

La urgencia del debate se refuerza con la proyección de 400 a 800 millones de empleos que podrían desaparecer para 2030. Si se acepta como posible, la implementación y financiación de la RBU deja de ser teoría y requiere diseño y pruebas piloto inmediatas.

Renta Basica Universal

La RBU emerge como un estabilizador de ingresos y demanda frente a la automatización. Su puesta en marcha mediante pruebas piloto y modelos de financiación concretos permitiría evaluar impactos y prepararse para los cambios laborales y macroeconómicos que trae la inteligencia artificial.

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