El Banco de Inglaterra abrió el 10 de noviembre de 2025 una consulta para imponer límites temporales a las tenencias de stablecoins denominadas en libra. La propuesta fija topes de hasta £20.000 para personas físicas y £10.000.000 para empresas. La medida, que no se implementará antes de 2026, busca preservar la estabilidad del sistema bancario y afecta a usuarios minoristas, tesorerías corporativas y emisores sistémicos.
La propuesta prioriza la protección del mercado hipotecario británico, que depende mayoritariamente de la financiación bancaria comercial, según la portavoz del regulador. El enfoque pretende limitar riesgos de desintermediación financiera y traslados bruscos de depósitos hacia instrumentos tokenizados.
Para emisores categorizados como sistémicos, se plantean requisitos de reservas conservadores y prescriptivos: un máximo del 60% en deuda pública británica a corto plazo y un 40% en depósitos no remunerados en el propio Banco de Inglaterra; en una fase transicional se permitiría hasta un 95% en bonos del Estado. Estas reglas condicionan la composición de reservas y la exposición de los usuarios.
A diferencia del enfoque británico, la ley estadounidense GENIUS, firmada el 18 de julio de 2025, no impone topes de propiedad a individuos o empresas. Exige respaldo 1:1 con reservas en efectivo o bonos del Tesoro de EE. UU. con vencimiento de 90 días o menos, junto con divulgaciones mensuales de la composición de reservas; el reglamento detallado se espera para principios de 2027, con cumplimiento total previsto para mediados de 2028.
Las funciones de la propuesta de stablecoins del Bank of England
El sector ha mostrado críticas ante los topes propuestos. Tom Duff Gordon, vicepresidente de política internacional de Coinbase, advirtió: ‘imposing caps on stablecoins is bad for UK savers, bad for the City and bad for sterling’, reflejando preocupación por posible fuga de capitales y aumento de costes operativos. Stablecoin: token diseñado para mantener paridad con una moneda fiat, típicamente respaldado por reservas.
La propuesta británica puede reducir la adopción minorista doméstica y aumentar la complejidad de cumplimiento para emisores y custodios, con efectos directos en la liquidez de los mercados locales.
Para tesorerías corporativas, los límites y la composición de reservas pueden encarecer el acceso a medios de pago tokenizados y favorecer jurisdicciones con marcos menos restrictivos.
La exigencia de depósitos no remunerados en el banco central introduce concentración de contraparte y costes de oportunidad para emisores, condicionando su gestión de efectivo y riesgos.
El calendario regulatorio marca 2026 para el inicio de la implementación en el Reino Unido, frente a una aplicación escalonada en EE. UU. entre 2027 y 2028; ambos plazos serán hitos clave para traders, tesorerías y emisores que deben ajustar liquidez, custodia y cumplimiento.
