El ecosistema de Hyperliquid quedó conmocionado cuando los fondos de HyperVault dejaron de estar disponibles y los inversores perdieron acceso a su dinero. La comunidad sospecha de un rug pull y se sostiene que la sustracción fue deliberada. Los rastros conducen a un tornado Cash, lo que dificulta la recuperación de los activos y erosiona la confianza en los protocolos DeFi de la cadena.
PeckShield detectó que 752 ETH fueron enviados a Tornado Cash, un movimiento que complica se correspondiente rastreo. Esta combinación hace que sea difícil seguir el rastro que necesitan abogados e investigadores para recuperar el dinero, incrementando la incertidumbre para los afectados.
Los contratos de HyperVault no fueron auditados y presentan errores de diseño. Los desarrolladores afirmaron haber revisado con Spearbit, Pashov y Code4rena, pero se cree que esas declaraciones no eran ciertas, elevando las dudas sobre los controles previos y la transparencia del proyecto.
¿Cuáles son las consecuencias de este suceso?
Este episodio reduce la credibilidad de todos los proyectos que operan sobre Hyperliquid. La promesa de rendimientos altos y la mención de auditorías que nunca existieron llevaron a los inversores a ignorar advertencias, en un escenario que complica aún más a Hyperliquid. El patrón se repite: códigos sin revisar más incentivos de mercado que generan un riesgo sistémico.
Los críticos argumentan que los protocolos de terceros no auditados pueden socavar la confianza en una infraestructura que, por lo demás, es sólida. A día de hoy, ni Hyperliquid ni HYPEconomist han hecho comentarios sobre el incidente ya que sus esfuerzos están enfocados en rastrear los fondos antes de lanzar algún comunicado.
La continuidad de Hyperliquid depende de las acciones que tome: mejorar la gobernanza, verificar auditorías reales y, cuando corresponda, indemnizar a los afectados. La comunidad ya busca asesoría legal y pide datos abiertos, y la plataforma recuperará confianza solo si impone controles rigurosos y demostrables.