Los lobbies británicos solicitan incluir la tecnología blockchain en el acuerdo UK-US Tech Bridge con el objetivo de alinear la regulación de stablecoins y promover proyectos conjuntos en cadenas de suministro y datos. La iniciativa, liderada por CryptoUK e Innovate Finance, busca atraer inversión y evitar pérdida de competitividad internacional, con un impacto directo en empresas cripto, tesorerías institucionales y reguladores transatlánticos.
Contexto y posiciones encontradas
Las organizaciones pro blockchain han instado al Gobierno británico a convertir esta tecnología en un pilar del Tech Bridge con Estados Unidos. Con CryptoUK e Innovate Finance al frente, defienden la armonización regulatoria en stablecoins y el desarrollo de proyectos prácticos como la trazabilidad farmacéutica mediante blockchain y las plataformas de datos para investigación científica. Una de las fuentes del lobby afirmó que los activos digitales son un sector estratégicamente relevante, resaltando su potencial en eficiencia de la cadena de suministro, interoperabilidad de datos y atracción de capital de riesgo. No obstante, advierten que estas ventajas requieren inversiones en seguridad y marcos legales sólidos.
En la contraparte estadounidense, la postura es más cautelosa. Tanto el Departamento de Comercio como el NIST reconocen el potencial de la blockchain, pero reguladores y parte del sector bancario mantienen reservas. Se enfatizan riesgos técnicos, como los ataques a puentes entre cadenas, con el caso del Ronin Bridge —que provocó una pérdida de $600 millones— como advertencia sobre la necesidad de protocolos robustos. También persisten riesgos regulatorios, ya que la divergencia entre la SEC en Estados Unidos y la FCA en el Reino Unido podría complicar la adopción transfronteriza de stablecoins y tokenizaciones.
Implicaciones estratégicas
Integrar blockchain en el Tech Bridge podría acelerar pilotos conjuntos y atraer inversión extranjera, aunque al mismo tiempo exige mitigar riesgos legales y técnicos. Para traders y tesorerías, el desafío está en evaluar contrapartes reguladas frente a emisores privados, mientras que para los reguladores implica diseñar estándares interoperables que no abran la puerta al arbitraje regulatorio.
La presión del sector se da en plena negociación técnica y política del Tech Bridge y plantea una elección entre impulso competitivo y control de riesgos. El precedente del Ronin Bridge, con una pérdida de $600 millones por un exploit, refuerza la necesidad de protocolos de seguridad y coordinación regulatoria antes de escalar proyectos transatlánticos.
