Aster resolvió una crisis de confianza tras una actualización de datos de que mostró cambios en su calendario de desbloqueos, lo que suscitó especulación sobre la tokenómica del proyecto. La plataforma reafirmó que los ajustes no alteran el suministro total y trasladó 350 millones de ASTER a una dirección pública de desbloqueo. El mercado reaccionó con un repunte del 10–13%, estabilizándose alrededor de $1,14.
La tokenómica de Aster estuvo en el centro del debate tras una actualización a mediados de noviembre que mostró un desbloqueo de 200 millones de ASTER el 15 de dic. de 2025 y dos grandes tramos —3.860 millones y 1.600 millones de ASTER en 2035—, sobre una oferta total de 8.000 millones, con aproximadamente el 75% bloqueado y cerca del 24% en circulación.
Esa presentación visual fue interpretada por la comunidad como aplazamientos masivos o cancelaciones de vesting, generando pánico y especulación sobre ventas futuras. Aster respondió públicamente y puntualizó que la supuesta modificación no constituía un cambio en la tokenómica.
Explicó que partidas destinadas a incentivos mensuales del ecosistema y la comunidad nunca llegaron a entrar en circulación por falta de uso inmediato y permanecieron en direcciones bloqueadas. Para dar transparencia verificable, la compañía transfirió 350 millones de ASTER —la totalidad de esas asignaciones previamente marcadas como desbloqueadas pero sin uso— a una dirección de desbloqueo pública, con la aclaración de que no están destinadas a gasto inmediato.
Aster y el repunte que registró tras la transferencia
Además, Aster confirmó que más de $500 millones en tokens originalmente previstos para 2025 vieron sus calendarios ajustados hacia el periodo 2026–2035, una reprogramación conservadora de suministro. La reacción del mercado fue rápida: el token ASTER registró un repunte de entre 10% y 13% y un alza del 8% en 24 horas, cifra que coincidió con un retorno de confianza tras la aclaración y la acción on‑chain.
La decisión de mover tokens a una dirección pública y explicar la naturaleza de los ajustes ejerció un efecto estabilizador inmediato, al reducir incertidumbre informacional y minimizar ventas de pánico a corto plazo.
Para traders, la lección operativa es monitorizar on‑chain las direcciones de vesting y la comunicación oficial antes de asumir movimientos de suministro inminentes. Para tesorerías e inversores institucionales, la reprogramación de liberaciones hacia 2026–2035 suaviza la presión vendedora a corto plazo pero concentra riesgo de oferta en el largo plazo, que deberá ser incorporado en modelos de valoración y gestión de liquidez.
En el corto plazo, la verificación on‑chain de la dirección pública y la lectura detallada del calendario reprogramado serán los hitos que marcarán la percepción del mercado; el seguimiento de esas direcciones y de futuras comunicaciones oficiales será clave para evaluar el impacto en liquidez y valoración.
