Diez grandes bancos europeos han creado el consorcio Qivalis para emitir una stablecoin vinculada al euro, con el objetivo de estar operativa en la segunda mitad de 2026. La iniciativa busca ofrecer una alternativa digital al euro para pagos institucionales y reducir la dependencia de stablecoins denominadas en dólares.
El grupo fundador reúne a diez bancos europeos de primer nivel, que se han asociado para impulsar el lanzamiento y la adopción de la stablecoin en euros: ING, UniCredit, BNP Paribas, Banca Sella, KBC, DekaBank, Danske Bank, SEB, CaixaBank y Raiffeisen Bank International.
Qivalis tiene su domicilio en Ámsterdam y está solicitando la autorización como Electronic Money Institution (EMI) ante De Nederlandsche Bank (DNB). Jan‑Oliver Sell, anteriormente ejecutivo en Coinbase Germany, ha sido nombrado CEO para liderar el proyecto y coordinar el desarrollo con los bancos miembros.
La stablecoin operará bajo MiCAR, en plena aplicación desde el 30 de diciembre de 2024. El marco exige fuertes protecciones al consumidor, auditorías independientes de las reservas y salvaguardas de liquidez, incluido el requisito de que al menos el 30% de las reservas se mantengan como depósitos bancarios en instituciones de crédito reguladas.
Qivalis prevé un respaldo 1:1 en euros con reservas segregadas de los fondos operativos y sujetas a auditorías independientes periódicas. La composición de las reservas priorizará la liquidez inmediata —depósitos bancarios para reembolsos— y activos de alta calidad y corto plazo, como papel gubernamental, para las tenencias secundarias.
Diseño del producto, tecnología, riesgos y despliegue
La Tecnología de Libro Mayor Distribuido (DLT) se refiere a bases de datos descentralizadas que registran transacciones en múltiples nodos; Qivalis pretende utilizar una DLT autorizada y de nivel empresarial diseñada para alto rendimiento, baja latencia e integración con sistemas bancarios heredados. Los casos de uso previstos enfatizan los pagos entre empresas (B2B), las operaciones de tesorería corporativa y los pagos programables habilitados por contratos inteligentes para automatizar liquidaciones condicionales y conciliaciones.
Los riesgos del proyecto incluyen la aprobación regulatoria, la complejidad operativa, las amenazas de ciberseguridad y la adopción más allá de clientes institucionales. El respaldo del consorcio por parte de bancos y el cumplimiento de MiCAR se plantean como medidas de mitigación, pero el riesgo de ejecución sigue siendo significativo dada la necesidad de integrar las pasarelas bancarias y obtener la autorización de DNB.
La iniciativa entra en un campo competitivo dominado por grandes stablecoins denominadas en dólares como USDT y USDC y se enfrenta a otros proyectos en euros, incluidas iniciativas privadas emergentes. Qivalis planea un despliegue por fases con foco en B2B y tesorería para generar confianza e integración antes de una expansión más amplia, con la previsión de estar operativa en la segunda mitad de 2026 y realizar pilotos interinos o despliegues dirigidos durante la implementación.
Qivalis representa un impulso coordinado de bancos incumbentes para crear una stablecoin en euros regulada y adaptada a las necesidades institucionales, equilibrando la innovación con un estricto cumplimiento.
