El 10 de octubre de 2025, Donald Trump aclaró que el arancel del 100% a productos chinos «no se aplicará», deteniendo la caída de los mercados cripto y provocando una recuperación inmediata. La reacción mostró que los activos digitales se mueven al ritmo de los titulares geopolíticos y afectó a inversores minoristas y a fondos que operan con deuda y derivados. El episodio expuso la sensibilidad de cripto a shocks políticos y a la estructura de mercado.
La venta comenzó con la amenaza de aranceles por parte de Trump: Bitcoin cayó 8,4%, desde $121.000 hasta $104.782, y en un solo día el valor total del mercado cripto se redujo en aproximadamente $1 billón. La aclaración posterior de Trump cambió el tono del mercado y activó un rebote.
Las liquidaciones forzadas se estimaron en unos $19.000 millones en posiciones apalancadas, mientras que ciertas altcoins llegaron a perder hasta el 40 %. Tras la desescalada, Bitcoin recuperó hasta $115.700 y Ethereum volvió a $4.250 después de tocar $3.878. En este contexto, el apalancamiento se entiende como pedir dinero o usar derivados para multiplicar ganancias o pérdidas.
El golpe trascendió a las criptomonedas: los índices bursátiles tradicionales se volvieron más nerviosos y Mercedes-Benz retiró su previsión anual, señalando que el riesgo político atraviesa acciones y cripto por igual.
Se encendieron alertas de integridad de mercado después de que trascendiera que un inversor anónimo abrió posiciones en corta treinta minutos antes del anuncio inicial y ganó millones, reavivando el debate sobre posible información privilegiada y prácticas de front running.
Un golpe que hubiera cambiado el mercado para siempre
La secuencia de caída y rebote deja enseñanzas para equipos de producto, compliance e inversión, al evidenciar cuellos de botella de liquidez, la importancia del control de margen y la necesidad de vigilancia de patrones de negociación oportunistas.
Por un lado, los saltos bruscos empeoran el precio efectivo al comprar o vender en libros poco profundos, ampliando el deslizamiento y los costes de transacción en momentos de estrés. Además, las deudas contraídas agrandaron las pérdidas, lo que refuerza la necesidad de límites de exposición, umbrales de margen prudentes y simulaciones de estrés.
«Won’t stand», declaró el presidente Donald Trump sobre los aranceles; algunos analistas sostienen que Bitcoin ya se comporta como un «activo macro de alta beta», reaccionando con rapidez a la política internacional.
La política sigue siendo un factor de primer orden para los mercados cripto, y el próximo hito a vigilar son los pronunciamientos políticos y la publicación de datos macro que puedan reactivar la volatilidad y el flujo de liquidez.