Citigroup advierte que el movimiento conjunto entre criptomonedas y acciones se ha fortalecido de forma notable. El banco mide que Bitcoin y el S&P 500 marcan hasta 0,88 de correlación, un salto relevante desde 2020. Este cambio obliga a revisar estrategias de inversión y protocolos de compliance en el ámbito institucional.
Desde 2020 Bitcoin dejó de ir por libre y ahora se mueve casi al unísono con los índices bursátiles. Citigroup registra que, cuando estalla la volatilidad —tensiones comerciales o liquidaciones por exceso de deuda—, las caídas o subidas se producen al mismo tiempo en ambos mercados. El banco recuerda días de pánico en que se borraron cientos de miles de millones de dólares en horas y los precios cayeron dos dígitos en una tarde.
La llegada de ETFs y fondos regulados abrió la puerta a entradas de dinero institucional, pero también cambió el carácter de Bitcoin: dejó de ser un refugio independiente y pasó a comportarse como una acción más dentro de la cartera. Al mismo tiempo, los gestores buscan activos que paguen renta; Ether gana terreno por su red con staking y su papel en el mercado DeFi.
Los cambios que presente Citigroup en el mercado
Si las acciones y cripto caen a la vez, una cartera diversificada deja de funcionar como escudo, elevando la exposición a ventas forzadas y a estrechamientos de liquidez.
Los ETFs y los tokens amplifican el efecto dominó, lo que obliga a rebajar apalancamientos y a exigir más garantías para contener los riesgos sistémicos en episodios de estrés. Mientras que los flujos institucionales requieren papeles KYC/AML y controles de liquidación más estrictos cada vez que el mercado tiembla, incrementando la carga operativa y regulatoria.
La próxima oleada de previsiones y el ritmo de entradas en ETFs dirán si la correlación se afianza o se afloja. Para Citigroup, la integración institucional y el gusto por activos que generan renta marcarán cuánto dura el vínculo entre cripto y acciones.
