El staking está transitando de ser una simple función técnica de red a convertirse en un instrumento de inversión legítimo que capta la atención de los mercados tradicionales. El valor total bloqueado (TVL) en staking ya supera los 300.000 millones de dólares y las proyecciones indican que las recompensas anuales podrían alcanzar los 40.000 millones en 2025, una cifra que está impulsando la adopción del staking como clase de activo institucional por parte de gestores, custodios y emisores de productos financieros.
La claridad regulatoria ha sido un catalizador clave en esta transformación. Una guía reciente de la División de Finanzas Corporativas de la SEC determinó que el «staking programático de protocolo» no cumple los criterios del test de Howey para ser considerado un contrato de inversión. Esta interpretación reduce la incertidumbre legal y ha permitido a proyectos como Algorand alinear sus operaciones. Como resultado, han surgido nuevos productos financieros regulados que facilitan el acceso institucional a estos rendimientos.
Innovación Financiera y Claridad Regulatoria Impulsan la Adopción
La infraestructura para la participación institucional ha madurado significativamente. Plataformas de custodia como BitGo y Coinbase Prime, junto con soluciones de hardware como Trezor, permiten a las grandes compañías acceder a rendimientos de staking sin una exposición directa a la contrapartida.
Sin embargo, la mayor innovación proviene de los Derivados de Liquid Staking (LSD), como Lido (stETH) y Rocket Pool (rETH). Estos tokens representan activos en staking, permitiendo su uso en DeFi sin sacrificar la liquidez del capital original.
Los rendimientos son atractivos; en redes como Solana, el APY osciló entre 6% y 10% en el segundo trimestre de 2025, con algunas plataformas añadiendo hasta un 13-15% gracias a la captura de MEV.
A pesar de la creciente sofisticación y adopción, el staking mantiene riesgos significativos que los inversores deben considerar. El riesgo de slashing, que implica penalizaciones que reducen el saldo de un validador por mal comportamiento o inactividad, es una amenaza real. Jina documentó un incidente en septiembre de 2025 donde 39 validadores sufrieron pérdidas de 1.300 dólares cada uno.
Adicionalmente, los exploits de contratos inteligentes, como el infame hack a Poly Network en 2021, y los fallos operativos siguen siendo vulnerabilidades latentes en el ecosistema.
A Pesar del Crecimiento, los Riesgos Persisten
La consolidación del staking como una clase de activo tiene implicaciones profundas para el futuro del mercado. Se espera un aumento continuo en la adopción institucional, impulsado por la disponibilidad de productos regulados y servicios de custodia seguros.
La liquidez del sector también se verá beneficiada por la expansión de los LSD. Sin embargo, los riesgos persistentes exigen la implementación de auditorías rigurosas y una gobernanza sólida por parte de los protocolos. El panorama regulatorio, aunque más claro en ciertas jurisdicciones, seguirá siendo un factor determinante.
Mirando hacia adelante, el próximo hito para el sector será la expansión de soluciones de liquid staking y la creación de productos institucionales más complejos, como los ETFs vinculados a recompensas de staking. Las nuevas guías regulatorias que surjan a nivel global serán cruciales para determinar si el staking se afianza definitivamente como un componente estándar en las carteras de inversión institucionales, consolidando su transición de nicho tecnológico a pilar financiero.