Por primera vez desde marzo de 2025, la base de los futuros de Bitcoin ha caído a territorio negativo, eliminando la prima habitual y señalando un cambio drástico hacia la aversión al riesgo. La analista de criptomercados Pelin Ay destacó que esta inversión en la curva de precios indica que los operadores están descontando perspectivas bajistas a corto plazo, priorizando la protección del capital sobre la especulación apalancada habitual.
Según los datos recientes de CryptoQuant, este fenómeno técnico coincide con un aumento masivo en los flujos internos de los exchanges, una métrica que históricamente precede a periodos de alta volatilidad y estrés de liquidez. El activo cotiza actualmente dentro de la denominada «Zona Base», un rango crítico donde la presión de venta suele intensificarse o, alternativamente, marcar el inicio de una fase de acumulación. Paralelamente, la relación de apalancamiento estimada se ha restablecido hacia niveles de 0.3, sugiriendo que el exceso especulativo acumulado durante el segundo y tercer trimestre finalmente se ha enfriado.
¿Estamos ante una oportunidad de compra generacional o el inicio de un invierno prolongado?
La interpretación de estas señales divide a los expertos, ya que un comportamiento similar en enero de 2022 precedió a una corrección profunda, mientras que desde agosto de 2023, patrones parecidos marcaron suelos locales en tendencias alcistas. Sin embargo, la economía del mercado de derivados muestra una estructura más saludable gracias al desapalancamiento forzoso reciente. Si el impulso alcista logra regresar, este entorno de «borrón y cuenta nueva» podría actuar como un catalizador positivo, permitiendo a los inversores reasumir riesgos sin la fragilidad estructural que caracterizó los meses anteriores.
Este reinicio en los futuros de Bitcoin implica que el mercado ha purgado las posiciones débiles, reduciendo significativamente el riesgo de liquidaciones en cascada a corto plazo. No obstante, la combinación de una base negativa y flujos internos elevados sugiere que la búsqueda de un precio mínimo definitivo aún podría extenderse. La recuperación de una base positiva entre el 0% y el 0.5% será la primera señal tangible de que la confianza institucional ha comenzado a retornar al ecosistema.
De cara al cierre del año, la vigilancia sobre estos indicadores técnicos será crucial para determinar la trayectoria del activo hacia 2026. Mientras los operadores se mantengan al margen esperando claridad, la volatilidad probablemente continuará definiendo la acción del precio, consolidando la necesidad de estrategias de gestión de riesgo prudentes antes de cualquier cambio de tendencia confirmado.
